sábado, 29 de noviembre de 2008

El palacio de la Jilguera o La Helguera


Lleva también las armas de Ceballos y según la tradición fue mandado construir por un caballero de esta familia que vivía en las Indias y no llegó a habitarle, Junto al escudo que ostenta las tres fajas de los Ceballos aparece un gran relieve con la imagen de Santiago matamoros, A finales del siglo XVIII esta casa pertenecía a don Manuel Isaac de Ceballos, cura de Las Presillas. Las ventanas llevan labradas molduras en los ángulos (orejeras), características del siglo XVIII. Recientemente ha sido restaurado con acierto,

Otro escudo observamos en el barrio de los Remedios, con las armas de Menocal, Campal y Barreda. Procede de una casa de Zurita y perte­neció a Juan Menocal Barreda, mayordomo de los arzobispos de Burgos Lucas Conejero Molina y Manuel de Samaniego Jaca en el siglo XVIII.

El palacio de la Busta


Fue construido por don Toribio de Ceballos Neto y su esposa doña Clara de Ceballos Castañeda, hacia el año 1700, junto a la casa del fundador del solar, el cura del lugar don Gutiérre Díaz de Ceballos, su hermano. Responde al mode­lo de casona barroca con zaguán de arcadas, bal­cón volado con barandilla de hierro y escudos en los cortavientos, uno con las armas de Ceballos, Estrada y Vega y otro con las de Río, Quevedo, Castañeda y Argumosa. Otro más pequeño bajo el alero repite las armas de Ceballos.

Contiene en su interior, en la planta baja, un oratorio o capilla dedicado a San José, que se encuentra, al igual que el resto del palacio en estado lamentable. Toda la finca se rodea de una alta cerca de piedra, con portalada adintela­da que da acceso a la corralada, en donde se encuentran otras construcciones adjetivas.

La casa del Rico


Traspasando una notable portalada abierta en una alta y sólida cerca jalonada de cubos semicirculares, con el escudo de los Ceballos en el frontis, se accede a la corralada de una amplia casona transformada en dos vivien­das. Aún se observan algunas ventanas de tradi­ción gótica.

Esta casa fue edificada en 1644 por los maestros canteros Juan García y Toribio de Quijano, vecinos de Buelna, bajo la dirección del maestro arquitecto Toribio de Palazuelos, para don Jerónimo de Ceballos Neto, natural de este lugar y vecino de Santander.

El palacio de Llano


El solar de Llano era el origen de la rama troncal de los Ceballos Neto y habría sido fundado en el siglo XIV por Juan Díaz de Ceballos el Neto (unos piensan que debe decirse Nieto y otros creen que se refiere al sobrenombre heredado por toda la dinastía como descendientes directos o puros). Esta casa tenía bajo su propiedad una ferrería y dos moli­nos en Las Presillas, así como varias presas y pozos salmoneros en el Pas.

Poco queda de aquellas construcciones que en el siglo XVII dieron lugar a un palacio, que es como aún hoy se denomina a la finca. Todavía se aprecia la planta baja y la primera altura de lo que fue la primitiva torre del siglo XIV, adosada a los actuales establos en que se ha convertido la finca. Se observa en la fachada sur la puerta prin­cipal en arco apuntado y en la oeste una puerta más estrecha y una pequeña ventana en arco apuntado. En la fachada oriental aparecen una ventana ojival y varias saeteras. Sería una torre de planta rectangular, de gruesos muros de mampostería con sillería en la fachada principal y en los esquinales y cercos de los vanos. Es posible que tuviese al menos tres plantas. A su fachada oeste se adosó un palacio barroco, hoy desapare­cido, y a continuación la capilla.

En 1714 estas casas pertenecían a D. Gaspar de Velasco y Zeballos y la ermita de San Fernando tenía como patrono al Concejo. Sus escudos fueron trasladados a Vargas y a Santillana. Es posible que a este palacio se refie­ra el informador de Madoz cuando a mediados del siglo XIX dice que existía en Las Presillas un palacio en ruinas perteneciente a la familia Tagle. Un escudo de madera de los Ceballos se conserva en la Casa de los Sánchez de Tagle, en Santillana del Mar.

Ermitas de Las Presillas


Los principales palacios del pueblo poseían capillas privadas. En el de los Ceballos de Llano, una dedicada a San Fernando y en el de la Busta, otra dedicada a San José. En la citada visi­ta realizada por el obispo de Burgos en 1709 se citan las ermitas de "San Lorenzo, Ntra. Sra. de los Remedios, San Fernando, Santa Marina, San Cristóbal cuyo patrón es el Concejo de dicho lugar, y San Benito".

La ermita de San Benito da nombre al barrio que domina la vega del Pas. Según la tra­dición aquí se ubicó un monasterio benedictino y a él corresponderían los cantorales que hasta hace unos treinta años aún se conservaban en el coro. Sin embargo, la documentación conocida no nos permite aseverar la existencia de dicho cenobio y sí la fundación de esta hermosa capilla de sillería, bajo el patronato de la familia Ceballos.

Fue construida hacia 1630 con el patro­cinio de don Juan de Ceballos Estrada y don Antonio de Velasco. De ahí el escudo de los Ceballos que campea en la clave de la bóveda. En su estructura de planta rectangular, con ábside cuadrado cubierto con bóveda de combados y nave de dos tramos, cubierta con armadura de madera, algo más alta y ancha que la cabecera. Sobresale la imponente torre de campanas, con pórtico inferior y tres alturas, con paramentos de sillería bien labrada, al igual que la fachada prin­cipal, orientada al sur, cuya portada principal en arco de medio punto, con columnas estriadas sobre alto basamento y capiteles corintios y pro­tegida por un alfiz decorado con búcaros, aún se refleja la influencia plateresca del siglo XVI.

En su interior destaca la imagen del santo titular San Benito de Nursia, el Cristo del presbiterio y la Inmaculada.

La ermita de San Lorenzo en el barrio de la Jilguera, fue edificada en el siglo XVII y es una sencilla y pequeña construcción constituida por un ábside cuadrado y un tramo de nave, con un pequeño pórtico de madera que defiende la entrada. El presbiterio se cubre con bóveda de crucería con nervios de refuerzo, precedida por un arco triunfal apuntado que hasta 1973 estuvo cerrado con una verja de tornos de madera de rancio sabor popular.

El retablo es de piedra, toscamente decorada con florones y se remata con un Cristo del mismo material. El resto de las imágenes son barrocas en madera policromada: el patrono San Lorenzo, San Antón y San Antonio de Padua.

La ermita de San Fernando edificada en el siglo XVII adosada al palacio de los Ceballos de Llano, que aún se conserva su estructura arqui­tectónica, de dos tramos -ábside y nave- con fachada de sillería muy austera. A principios del siglo XVIII se cita como anexa a las casas de D. Gaspar de Velasco y Zeballos y fundada por don Fernando Velasco, "con una capellanía de misa perpetua todos los días del año sobre un juro en la Villa de Madrid". En ella existía también una fundación social consistente en "un arca de mise­ricordia de setenta y cuatro zelemines de maíz, que fundó Juan Díaz Zeballos".

La ermita de San Cristóbal o capilla del Agudo, se cita en 1722 en un pleito de deslinde de términos entre Vargas y Las Presillas. Su cons­trucción era más antigua y apenas quedan sus restos esparcidos por la campa. En el Museo Diocesano de Santillana del Mar un capitel vege­tal, protogótico, que procede de sus ruinas y puede fecharse en el siglo XIII.

Existió otra ermita dedicada a Ntra. Sra. de los Remedios, que quizás dió nombre al barrio, y otra bajo la advocación de Santa Marina, cuya ubicación desconocemos.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Reforestando con niños




El grupo de Tiempo libre del colegio Nuestra Señora de La Paz de Torrelavega organizó una jornada para reforestar un trocito de bosque en terrenos de la Junta Vecinal de Las Presillas.

De gran éxito se puede calificar la actividad organizada el pasado 8 de noviembre, sábado, con la colaboración especial de "Bosques de Cantabria". Esta asociación organiza y propone plantaciones y proporciona el asesoramiento técnico, los árboles y todo el material que se necesita para ello.

Padres, alumnos y profesores visitaron por la mañana un vivero situado en Solares, donde se les explicaron algunas cosas relacionadas con los árboles autóctonos, bosques de la región, etc... para posteriormente trasladarnos a la zona de las Presillas donde pudimos plantar unos 150 árboles, en su mayoría robles, pero también fresnos, álamos y abedules.

Se agradece de manera especial a los representantes de la Junta Vecinal que en todo momento estuvieron dispuestos a colaborar con la iniciativa, buscando el lugar y realizando los trámites necesarios para que se llevase a cabo.

Después de varios días de lluvia pidimos disfrutar de un día soleado que favoreció el paseo y el buen ambiente entre los miembros del grupo. Para volver subimos por la pista recién habilitada hasta enlazar con la otra pista que baja por el valle donde está situado el depósito de aguas. Así pudimos contemplar los magníficos ejemplares de robles americanos de esta zona y de los enormes eucaliptos, antes de pasar por el barrio de Ganceo, y finalizar en el aparcamiento del bar donde esperaba el autobús.

Excursión a Cabárceno






El 9 de noviembre el grupo de chicos de catequesis, incluidos los padres y las catequistas nos fuimos de excursión a Cabárceno, en total unas 30 personas, celebrábamos el cumpleaños de Jesús Pacheco y todos fuimos a divertirnos viendo los animales. Por la mañana las monitoras nos enseñaron varios grupos de animales, los suricatas tuvieron mucho éxito, y después dimos de comer a las cabras.

A continuación disfrutamos con la exhibición de vuelo de las aves rapaces, más de uno se llevó un correazo en toda la cabeza, tuvimos la gran suerte de tener un día buenísimo y algunas aves pensaron lo mismo pues no querían dejar de volar y volver a su sitio.

Después de comer nuestra hamburguesa y nuestro trozo de tarta visitamos el parque, un coche tras otro, hasta un total de cinco, así pudimos ver todos los animales del parque.
Terminamos la excursión con los leones marinos que nos dieron un espectáculo muy chulo y muy divertido. Con esta excursión dimos comienzo a la catequesis. La próxima intentaremos que sea en diciembre para ver los nacimientos de Santillana del Mar.

Iglesia de San Nicolás


La Iglesia de San Nicolás es el templo parroquial, situado en la vega del barrio de Abajo, camino de Zurita. Su origen se remonta a la época altomedieval, según se deduce del capi­tel conservado en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander, que pertenecería a una iglesia prerrománica, del siglo IX. Muestra dos coronas de hojas de acanto (símbolo de la eterni­dad), de clara influencia asturiana.

El actual templo fue reedificado a mediados del siglo XVIII, sobre otra construcción de finales del siglo XIV. Dispone de una planta rectangular en la que se distribuyen longitudinal­mente el ábside cuadrado y la nave de cuatro tra­mos y un poco más ancha, a la que se adosan dos capillas laterales formando un falso crucero: la capilla del Rosario (quizás antigua capilla bautis­mal) y la sacristía. Todas las cubiertas son de cru­cería, la del presbiterio de terceletes, mientras que las de la nave son simples con nervios de refuerzo. La bóveda de la capilla del Rosario es de medio cañón, de grandes sillares, lo que hace pensar en su mayor antigüedad con respecto al resto de la fábrica. Precisamente, al realizarse obras de acondicionamiento del templo en 1986, se descubrió en su muro frontal una pintura mural que fue picada. En el momento de ser comunicado el hallazgo ya solamente se podían constatar algunos restos de la misma en su parte inferior, deduciéndose de ellos que se trataba de una cruz, rodeada de los símbolos de la Pasión: columna, flagelo, escalera, hisopo, esponja, lanza, túnica, dados y gallo. En la parte superior se apre­ciaba la cabeza del Salvador con los brazos abier­tos, rodeado del sol y las estrellas. Destaca el rebaje de los arcos fajones de cada tramo, lo que determina la poca altura del templo. A los pies se eleva la torre de sillería, de tres cuerpos.

Hasta el siglo XVIII perteneció al monasterio de San Martín de Elines (Valderre­dible), pasando luego a depender de la familia Ceballos, aunque también parece que tenía dere­chos sobre el diezmo el Monasterio de Monte Corbán. La parroquia de San Nicolás cobraba los diezmos de las iglesias de San Pedro de Vioño, Santa María de Monte y San Andrés de Penilla.

En el Inventario de 1729 se citan los altares de Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora del Carmen, Altar de San Roque y Altar de San Sebastián. Tres cálices, uno donado por D. Francisco de Zeballos Estrada, de plata sobredo­rada y una cruz grande de plata, con astil de madera negra.



A ambos lados del presbiterio se encuentran dos lucillos en arco rebajado. El del lado de la epístola contiene un sarcófago en pie­dra de un personaje del linaje de los Ceballos, como se constata por el escudo que le cobija y la inscripción que recorre varios sillares del muro del evangelio: ESTA CAPILLA MANDÓ HACER EL HONRADO CABALLERO PEDRO DÍAZ DE ZEBA­LLOS EL NETO, VASALLO DEL REY E DOÑA MARÍA GUTIÉRREZ DE ESCALANTE SU MUJER, AÑO DE MCCCCLXXXIIII (1484). DEJÓ ANEXO A ELLA MEDIO TERCIO EN SAN PEDRO DE VIOÑO Y OTRO EN SANTA MARIA DEL MONTE Y UN SEXMO EN SAN ANDRÉS DE PENILLA Y PATRÓN AL SUCESO DE SU CASA DE ZEBALLOS NETO Y SIÉNDOLO D. FRANCISCO LUIS JOSEPH DE VELASCO ZEBALLOS, EL DE LA RUEDA Y NETO SE VOLVIÓ A HACER Y FABRICAR NUEVAMENTE DE PLANTA EN LOS AÑOS 1764, 65 Y 66"

Otras tres tapas de sepulcros de la misma época, siglos XIV y XV, se encontraban depositadas hasta hace algunos años a los pies de la torre y algunas se pueden contemplar en la rivera del cercano río, sirviendo de muro de con­tención de una finca.

Otro elemento a destacar es la ventana meridional del ábside, que al exterior se decora con una excelente labra barroca, de pilastras late­rales y frontón curvo partido.

No quedan apenas restos de la primiti­va decoración del templo que debió ser a base de retablos barrocos, algunos desaparecieron duran­te la guerra civil, luego sustituidos por horna­cinas neogóticas de madera en su color, desmon­tados tras la reforma de 1986. Parece que en 1856 se hizo el retablo o el altar mayor por "dos maestros italianos, un tal Blas y compañero", con dinero enviado desde Cádiz para adorno de la iglesia por D. Ramón Torre.


Sí se conserva el original retablo en pie­dra de la capilla entre contrafuertes del lado de la epístola, dedicada a la Virgen del Carmen y a San Cristóbal, con su decoración característica de flo­rones en la predela y la hornacina. La pila bautis­mal es troncocónica invertida y sin decoración, y la pila de agua bendita lleva flores y rostros humanos en su copa y sogueado en el borde. Ambas pertenecen a la misma época del templo.

Merecen reseñarse así mismo dos mue­bles del siglo XVII que adornan el presbiterio: un escaño con el escudo de los Ceballos sostenido por leones en el respaldo y un hermoso sitial o sillón frailero, con escudo de la misma familia.

Ambos se citan en la visita episcopal de 1709 y se encontraban en el presbiterio, orde­nándose que se pongan debajo del coro. La ocu­pación de espacios preferentes en el templo por parte de las familias nobles era muy corriente, pero desde el siglo XVIII se intenta relegar esta costumbre por parte de las autoridades eclesiás­ticas. En ocasiones se retiraban las tarimas y los bancos para la visita de inspección pero después se volvían a colocar.

Origen de Las Presillas

Según González Gutiérrez, el nombre de Las Presillas procede del participio pasivo de prender, del latín prehendere (coger, atrapar), concertado en género femenino con el sustanti­vo agua: la [agua] presa, "el agua atrapada”:

Respecto al pueblo de Las Presillas, está constatada en 1411 la existencia de una ferrería llamada "Las Presillas", situada en el desapareci­do lugar de Montoto, uno de los tres barrios que componían el lugar junto a Rebiella y Las Presiellas. Según el Becerro de las Behetrías, el primero era del rey, otro de Ruy González de Castañeda y otro de encartación. Por lo tanto, la construcción de una presa o pequeñas presas para desviar las aguas de los arroyos hacia la ferrería llamada "Las Presillas", que estaba situa­da en el lugar de Montoto, así como para hacer funcionar a los cuatro molinos de la zona, es lo que dio origen al barrio de su nombre que, al cabo del tiempo y desaparecido el principal de Montoto, originó el actual pueblo de Las Presillas.

martes, 25 de noviembre de 2008

Descendientes en Florida (USA)

En la página de pueblos de España aparece este mensaje, si alguien de Las Presillas lo lee puede ponerse en contacto con el interesado a través del correo: GIV25@aol.com. Se presenta como Gil I Vicente Ruiz, Miami, Florida, USA (yo ya le he enviado un correo). Descendiente de las familias con apellidos Vicente y Gómez.

Estoy en busca de mis raíces y les agradeceré cualquier información que me pueda acercar más sobre las mismas y la tierra de mi padre. Mi padre, Don Serafín Vicente y Gómez nació en Octubre del año 1904. Huérfano de madre a temprana edad, fue enviado a Cuba por su abuela a la edad de 9 años. Por razones desconocidas, nunca mantuvo contacto con su familia, sin embargo, nunca renució a su ciuadanía española y vivió muy orgulloso siempre de ser montañés y de su pueblo, Las Presillas. Antes de morir quiso hacer un viaje a España para visitar su pueblo y visitar la tumba de los suyos, pero enfermó y no logró su propósito. Hace unos años se ha cumplido el 100 aniversario de su natalicio y en su memoria, me gustaría poder hacer lo que él deseó, llevar flores a la tumba de su madre. Me encantaría que la nueva generación de mi familia conozca algo de esa parte de la familia, la cual desconocemos casi por completo. Agradecemos cualquier información que me puedan brindar. A continuación escribo datos de mis abuelos y bisabuelos. Por lo que sé ellos vivieron en Las Presillas por mucho tiempo y seguramente murieron allí. Sé que mi padre tenía una hermana llamada Soledad y de seguro tendré por lo menos algunos primos.

Historia:
Mis abuelos Paternos: Serafín Vicente Pando (Las Presillas) y Soledad Gómez Quintana (Las Presillas). Mis bisabuelos José Vicente (Colombres, Asturias) y Segunda Pando (Terqus, (Corriedo), Bonifacio Gómez (Las Presillas) y Antonia Quintana (Vargas).

Molino de los Las Presillas



Restaurado hace varios años, estuvo sirviendo como alojamiento rural, pero hoy día es usado como vivienda habitual. Está situado en el río La Bárcena y todavía conserva la entrada del canal, saetino y desagüe.

Fiesta de San Cristobal

La fiesta de San Cristóbal se celebra en las Presillas el domingo más cercano a la fiesta (hacia el 10 de Julio). Consiste en una misa concelebrada, a la que asisten más de medio centenar de camioneros con sus vehículos. Tras la misa se saca al Santo en procesión y van pasando por delante del mismo y de los sacerdotes todos los camiones adornados y después el resto de vehículos para la bendición y la entrega de una estampita del santo.



Una vez pasados los camiones, suben al Santo en el primero de ellos y van en procesión haciendo sonar las bocinas por los pueblos de Vargas, Carandía, Renedo, Vioño y Zurita, hasta llegar de nuevo a la iglesia, donde con el resto de los vecinos la organización les invita a unos pinchos y un vino español. Esta fiesta está organizada por la Junta Vecinal y la Asociación “Peña el Bolinche”.

Ruta a pie: LAS PRESILLAS - PICO LA CAPÍA


El macizo del Dobra accidenta una gran parte del municipio de Puente Viesgo, repartiéndose entre varios de sus pueblos. Uno de ellos es Las Presillas, cuyo territorio llega hasta la cumbre más elevada del monte, el Pico la Capía (606 metros). A continuación se sugiere la ascensión al monte Dobra desde este pueblo, tal vez la más bonita y desde luego la más recomendable para los caminantes.

Salimos desde Las Presillas, en concreto desde el cruce situado junto al bar “El Centro”, al borde de la carretera general. Debemos tomar la pista asfaltada que pasa junto a un viejo plátano de sombra y cruza un puentuco sobre el regato que desciende de La Montaña.

Atravesamos el barrio Riocarbos, (Rucarbos) para llegar a una bifurcación justo antes de un nuevo puente. Ahora iremos a la derecha, ascendiendo por una pista y siguiendo de frente en un cruce, por el barrio Ganceo, hasta alcanzar un nuevo cruce en el que giramos a la izquierda (también se pueden evitar las casas de Ganceo y sus perros, yendo a la derecha en el primer cruce y de frente en el segundo). En cualquier caso la pista asciende directa hacia el monte, dejando el pueblo definitivamente atrás. Algo después alcanzaremos una nueva bifurcación, en la que la pista principal sube a la derecha, pero nosotros tomamos el ramal de la izquierda, que llanea hacia una frondosa vaguada.

Este tramo es uno de los más bonitos, con una gran diversidad de arbolado en gran medida autóctono: castaños, robles, fresnos, abedules, acebos, etc... También hay algunos eucaliptos destacados por su enorme tamaño y numerosos robles americanos, formando un pequeño bosque de gran belleza. Después se impone la monotonía de los eucaliptos, que ocupan la mayor parte de la ladera sin apenas solución de continuidad. Al llegar a una nueva bifurcación subiremos a la derecha, ignorando después sendos desvíos secundarios a izquierda y derecha, y alcanzando más tarde una trifurcación: tenemos que seguir por la izquierda, siempre entre eucaliptos y ganando altura, hasta culminar la subida y llanear un rato por terreno más despejado.

Algo después se enlaza con una pista mucho más marcada, que asciende desde Vargas y da acceso por la derecha a una cantera abierta en la parte alta del Dobra hace pocos años.

Subiremos ahora por dicha pista, ignorando sendos desvíos a la izquierda (el segundo accede a la cantera) y continuando por una pista secundaria que asciende hacia el oeste. Este camino arranca a unos 450 metros de altitud y discurre por el lomo de la montaña, por una zona de pinos, hasta situarnos al pie del resalte rocoso que constituye el Pico la Capía o Pico Dobra (606). La subida a este último se puede hacer enrevesada, aunque no es difícil si se descubre la vía adecuada, que discurre por el lado sur y sólo requiere ayudarse un poco con las manos.


En la cumbre de La Capía hay una cruz y un vértice geodésico, el típico mojón blanco colocado por el Instituto Geográfico Nacional. Además se pueden reconocer dos curiosas caras esculpidas en las rocas de la cima, tal vez debidas a los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, que en los primeros años del siglo XX frecuentaban el Dobra bajo la dirección de Hermilio Alcalde del Río. Él fue quien descubrió en este mismo lugar la famosa ara dedicada al dios cántabro Erudino, una de las piezas más destacadas de la epigrafía romana en Cantabria. Las panorámicas desde la cumbre más alta del Dobra son extraordinarias, incluyendo la mayor parte de la región: la costa, Torrelavega, Santander y su bahía, las montañas pasiegas, los valles de Toranzo y Buelna, las cumbres del Alto Campoo, Peña Sagra y los Picos de Europa.

Ruta a pie: LOS HUMILLADEROS DE LAS PRESILLAS

El pueblo de Las Presillas tiene un destacado conjunto de humilladeros, posiblemente el más notable de Cantabria por su número y estado de conservación.

Son obras de piedra realizadas en su mayoría en el siglo XVIII, situados al borde de los caminos con la misión de servir de parada para rezar una oración a las ánimas del Purgatorio y a San Francisco y al mismo tiempo hacer un pequeño descanso. Esta ruta constituye un paseo por los diversos barrios del pueblo visitando los 6 humilladeros existentes y algún otro punto de interés.

El itinerario se inicia en la iglesia de San Nicolás, situada junto a la carretera de Las Presillas a Zurita. El portal de la iglesia está dividido en dos partes, con la Virgen con Niño (ambos sin cabeza) y una figura sin determinar (posiblemente una calavera o unos pies), y San Francisco unido con un cordón a la escena de las Ánimas del Purgatorio.

No lejos de esta iglesia, siguiendo unos 50 metros por la carretera en dirección a Zurita, se recomienda tomar el desvío de la izquierda para acercarse al ruinoso Palacio de La Busta, con portalada, soportal de dos arcos e imponente escudo. El estado actual de este edificio del siglo XVIII es deplorable, siendo urgente una obra de restauración que lo salve de la ruina.

El segundo humilladero está en el barrio Somasprilla, en el cruce de caminos con dirección a la iglesia anterior. Cubierto por un asubiadero, se compone de Cristo sin cabeza unido por un cordel a San Francisco y las Ánimas del Purgatorio.

El tercer humilladero también está en el barrio Somasprilla, en el cruce con dirección al barrio San Benito. Está compuesto por Cristo (sin cabeza), la Virgen (con las manos unidas en el pecho y un rosario), San Francisco y las Ánimas del Purgatorio.

El cuarto humilladero está ya en el barrio San Benito, en un cruce, compuesto por Virgen con Niño de pie en el pecho, y sujeto un rosario, apareciendo en la parte inferior una inscripción ilegible.

El quinto humilladero está situado en la carretera hacia La Sierra, compuesto por San Francisco sujetando a dos niños por las manos de la escena de las Ánimas del Purgatorio. En la parte inferior aparece la inscripción: “A devoción de... la Llana y de su mujer doña María González, año de 1.789”. Se continúa por el barrio El Tucial, donde hay una Virgen situada en el muro de una casa, procedente posiblemente de otro humilladero.

Finalmente, el sexto humilladero está en El Cantarillón, a la salida del pueblo en dirección a Torrelavega por La Montaña. Hay que andar un poco por la antigua carretera general, hoy de escaso tráfico, en ligera subida hacia La Montaña. Este humilladero está compuesto por Cristo, San Francisco y las Ánimas del Purgatorio, y presenta asubiadero enrejado con varias inscripciones: en la parte superior “Año 1.874”; y de izquierda a derecha: “A devoción de Manuel del Rivero y... Ana María de Ceballos. JC”.

Después de visitar este último humilladero, tenemos que volver de nuevo por la carretera para regresar al pueblo.

Historia de Las Presillas


Según el Becerro de las Behetrías, catastro mandado realizar por Pedro I el Cruel, en 1352, el actual pueblo de Las Presillas estaba constituído por tres barrios: Montoto, Reviella y Las Presillas. El primero era del rey, otro de Ruy González de Castañeda y otro de encartación. Pagaban al rey servicios y monedas (martiniega). A los señores "dan cada año del solar de Ruy Gonzales por infurción (impuesto de acuerdo con los recursos de cada labrador) dos celemines de escanda a la medida de Cartes, lo otro del dicho lugar está por Gutier Díaz de Cevallos e danle cada labrador cada año que a monte un puerco por el de San Martín, tómales el señor por nuncio (impuesto cuando moría el dueño de la casa) un buey o una baca el que lo ha".

Medio siglo más tarde, en el Apeo de 1404, Las Presillas, que tenía tres solares de realengo y uno de Ruy González de Castañeda, ahora presenta cuatro solares trocados por el rey con el señoría de Castañeda. Se observa por tanto el inicio de la influencia de los Condes de Castañeda que no llegará a ser tan fuerte como en los demás pueblos del municipio por la pujanza de la Casa de los Ceballos.
Al menos desde el siglo XV había una ferrería propiedad de los Ceballos y cuatro molinos, dos en el arroyo del monte, uno en San Nicolás, con una rueda mancomunada. Quizás de la existencia de tantas presas pequeñas para hacer funcionar estos molinos y ferrería proceda el nombre del pueblo.

El modo de vida de sus habitantes sería similar al de los pueblos vecinos, con una economía de subsistencia basada en la agricultura tradicional de cereales y hortalizas, aunque también se cultivaba la vid, ya que existen noticias de que la Casa de los Ceballos el Neto, en 1589, comerciaba con vino.

Otra actividad peculiar de los vecinos de Las Presillas era la cerámica. Durante los siglos XVII y XVIII hubo alfareros que elaboraban y comerciaban una loza blanca para uso doméstico, conocida por Talavera del Pas: platos blancos del Pas, jarras, antamillas, jarros, fuentes, saleros...
También debieron ser importantes las ferias de ganado y mercados, que se ubicaban en la robleda de Rucarbos. Se vendían en tenderetes telas, cerámica, cintas y cosas venidas de fuera y quincallería.

En torno a 1850, Las Presillas tenía 80 casas ubicadas en los barrios de Abajo, Somasprilla, Tucial, San Benito, Rucarbos, Gancedo, La Helguera y Robía "distribuidos sin orden ni regularidad". Eran 76 vecinos, alrededor de 300 habitantes y había una escuela de primeras letras.

Las tierras, de mediana calidad eran fertilizadas por las aguas del arroyo San Benito y producían maíz, trigo, alubias, patatas, buena fruta y pastos. Existía así mismo "un palacio casi arruinado, propiedad de los Tagles y varias fuentes buenas y de abundante agua".

Los nombres de los parajes más representativos del pueblo son: San Benito, La Colar, La Capía, La Riaña, Rutín, Soito, Volante, la Jilguera, Los Remedios, La Brena, Rucarbos, Somasprilla, La Sierra, La Cruzada, Llosavía.